

LINAJE DEL COLOR: FUNCIONES DE TRANSFERENCIA. LAS CURVAS EN CINE Y VÍDEO ANALÓGICO
Dec 11, 2024
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¡Hola, coloristas!
Bienvenidos al segundo artículo de Linaje del Color. Hoy nos adentramos en un concepto esencial para entender a fondo nuestra labor: las funciones de transferencia.
Si alguna vez te has preguntado cómo influye el contraste o cómo se logra una imagen visualmente coherente, este post es para ti.
¡Vamos a descubrirlo juntos!

¿QUÉ ES UNA FUNCIÓN DE TRANSFERENCIA?
También conocida como curva o gamma, una función de transferencia describe la relación entre dos variables, como la conexión entre la entrada y la salida de luz.
Para ilustrarlo, podemos tomar como ejemplo una cámara. En este caso, la función de transferencia determina cómo se relaciona la cantidad de luz que llega al plano focal con la respuesta del sensor o la película.
Si esta relación es completamente proporcional (por ejemplo, si entra 2, la respuesta es 2, si entra 3, la respuesta es 3), entonces la curva resultante será lineal:

FUNCIONES EN CÁMARA. CURVAS LOGARÍTMICAS Y 709
Entendiendo cómo funcionan las curvas de transferencia, podemos decir que, al exponer con una cámara, es preferible utilizar una curva que capture el mayor rango dinámico posible. Si entendemos el rango dinámico como la extensión de la zona de grises entre el negro y el blanco: ¿Cuál de estas dos curvas sería más interesante utilizar?

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NOTA
Entendamos que la curva logarítmica llegaría a la altura de la 709 (100%) aunque en la imagen quede algo más baja.
Los números que expongo a continuación no son exactos y no tienen por qué coincidir con los datos reales. Los uso como supuesto para entender cómo funciona el concepto
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Notamos que ambas están clipeadas, pero una alcanza el blanco antes que la otra. En el caso de la curva 709, con un 100% de entrada de luz ya se logra un 100% de excitación. En cambio, la curva logarítmica, con ese mismo 100% de entrada de luz, solo alcanza alrededor del 80% de excitación y no llega al 100% hasta que la entrada de luz supera ampliamente ese porcentaje.
Esto se traduce en unaen una gama más amplia de tonos grises y, por consiguiente, en una mejor opción para la toma desde cámara.
De hecho las curvas logarítmicas están diseñadas precisamente para aprovechar al máximo el rango dinámico del sensor, comprimiendo las luces altas y expandiendo la representación de las zonas medias y bajas. Esto permite conservar más detalles en las áreas con altas luces y sombras, lo que las hace ideales para procesos posteriores como la corrección de color y el etalonaje.
La curva 709, en cambio, está diseñada para su visualización en monitores estándar SDR y tiene un rango dinámico más limitado, lo que puede resultar en la pérdida de información en las altas luces o sombras profundas en comparación con las logarítmicas.
En resumen, si lo que buscamos es capturar la mayor cantidad de información posible, la curva logarítmica es la opción más adecuada, mientras que la curva 709 será más adecuada para entregas finales o trabajos que no requieran un extenso proceso de postproducción.

En el ámbito audiovisual actual, las funciones de transferencia giran en torno a un concepto clave: la coherencia. Siempre que visualizamos contenido en una pantalla, dos funciones de transferencia están trabajando en conjunto para compensarse mutuamente, y el resultado de esta interacción es lo que finalmente percibimos en la imagen. Si estas funciones no están bien sincronizadas, darán como resultado una imagen no normalizada, con un contraste excesivo o una apariencia "lavada", pero nunca una imagen de apariencia normal al ojo. Más adelante, profundizaré en este tema.
El origen de estos principios de coherencia se remonta a la era del fotoquímico, cuando Kodak realizó una serie de experimentos para determinar qué tipo de contraste resultaba más atractivo para el ojo humano. Descubrieron que los espectadores preferían imágenes con un contraste bien definido, aproximadamente una gamma 1.4 (curva en S). Este gusto por el contraste tiene sus raíces en la pintura naturalista.
Sabiendo esto, el objetivo era claro: Conseguir una película positiva con gamma bien contrastada. El problema es que si vamos a rodaje con una película contrastada nos será mucho más difícil exponer correctamente. Así pues el negativo que se coloca en la cámara es un negativo de bajo contraste, que nos da una imagen muy suave, aproximadamente de 0.6 de Gamma.
El punto crucial de todo este proceso se encontraba en el positivado. Durante esta fase, se seleccionaba una película virgen sobre la que se realizaba el positivado del negativo. La elección de esta película se basaba en su nivel de contraste, que era notablemente alto, alrededor de 2.4. ¿Empezamos a ver la conexión? Fijémonos en el siguiente esquema:

En resumidas cuentas: 0.6 x 2.4 = 1.2 (Aproximadamente)
Así se logró dar al espectador un positivo final con un contraste que le gusta y al director de fotografía una película con la que exponer correctamente.
En este punto, si regresamos a los párrafos anteriores, podremos comprender cómo funciona el juego de coherencia de curvas para la visualización en pantalla y su origen en la película fotoquímica. Sin embargo, para entenderlo completamente, es necesario observar su origen en el contexto del vídeo analógico.

En el contexto de vídeo tendremos un juego similar. Veréis, en su momento los monitores de tubo que recibían la señal de televisión tenían un defecto. Debido a este, producían una curva de gamma que oscurecía la imagen (curva 2.4) y, aunque lo más sencillo hubiese sido emitir en lineal y recibir en lineal, hubo que buscar una compensación.
Así pues desde cámara se tomaba la imagen utilizando una curva que la volvía más brillante (curva 0.45) y, por consiguiente, contrarrestaba la curva oscura de los televisores.

En definitiva: 0.45 x 2.4 = 1.2 (aproximadamente)
A día de hoy se sigue manteniendo este juego de curvas pero como los monitores ya no presentan el problema, se lo forzamos nosotros ajustando la gamma manualmente en 2.4. Esto se hace por meros temas de retrocompatibilidad.
CLAVES
Tras explicar cómo funcionan los juegos de curvas, quiero compartir contigo algunas claves que te ayudarán a comprender mejor este tema si estás empezando a estudiarlo:
Las curvas son siempre un juego de dos y necesitan ser coherentes entre sí para ver una imagen normalizada. Si mezclamos una OETF logarítmica (0.6) con una EOTF 709 (2.4), entonces veremos la imagen lavada. Si lo hacemos al contrario la veremos hiper contrastada.
Nunca veremos la imagen capturada directamente por la cámara. Lo que observamos en un monitor es el resultado de la relación entre la función de captura de la cámara y la función de visualización del receptor y eso incluye al monitor LED de la cámara.
Aunque por jerga llamemos "lineal" a la curva 709 del monitor, no es realmente lineal. Es una simplificación del término.
Si visualizamos material de cámara verdaderamente lineal en un monitor 2.4 la imagen se verá oscura. Esto no significa que la información no esté, de hecho la curva lineal es el estándar de trabajo en VFX y es la que normalmente se utiliza en la captación de RAW.
La función 709 que vemos en cámara es el resultado de una curva 0.45 de captación y una 2.4 del pequeño monitor LED, del monitor de visionado conectado por SDI o cualquier otro monitor que nos la muestre.
Aunque generalmente se hable de 709 como meramente 2.4, es importante tener en cuenta la existencia de esa primera curva 0.45 para entender el proceso completo.
CONCLUSIÓN
Las funciones de transferencia son la clave para lograr imágenes equilibradas y fieles a la intención creativa. Gracias a su juego de equilibrio, logramos aprovechar detalles Y contrastes garantizando que lo que vemos sea coherente y atractivo. Comprender este proceso es dar un paso clave hacia el dominio del color en el audiovisual.
Y así llegamos al final de este post. Si has llegado hasta aquí, te agradezco de corazón por tomarte el tiempo de leerme. Espero que este artículo te haya resultado tan útil como interesante.
Nos vemos en el próximo capítulo de Linaje del Color. ¡Hasta pronto!